Hola soy Andrés Olivares, malagueño, empresario, conferenciante, escritor y sobre todo padre.
He sido empresario durante más de treinta años, ahora dedico mi vida a ayudar los demás.
Adoro Málaga, su gente y su manera de vivir en este trocito de Paraíso Andaluz.
La vida es como una secuencia de momentos de paz y turbulencias. Quizás tú hayas estado en un momento así. Yo lo estuve y mi vida dio un giro de 360º. Entonces no era consciente del nuevo camino que se me habría por delante.
En 2007 fallecía mi hijo, un niño de 9 años que antes de marchar, me sugirió al oído: “Papá porque no dedicas tu vida a ayudar a otr@s niñ@s enfermos de cáncer como yo”.
Él, con su viaje cambió mi vida para siempre. Fundé una organización sin ánimo de lucro llamada Fundación Olivares, que presido y a la que dedico mi vida desde mayo de 2010.
Hasta la fecha, mi labor, entre otras, es comunicar todo lo que hacemos, imparto conferencias en empresas, colegios, congresos, hospitales, Universidades, etc… por eso seguramente me estás leyendo.
Te cuento más cosillas
Además de todo lo que os he contado me he formado en distintas disciplinas como Medicina Tradicional China (Escuela Neijing), Matemáticas de las Emociones (Alemania).
He sido tertuliano en distintos medios y además he recibido algunos reconocimientos como abanderado de la Feria de mi ciudad, malagueño del año otorgado tanto por Diario Sur y la Opinión de Málaga, Amigo de la Ciudad y otros tantos dedicados cada uno de ellos a mis peques del hospital
¿Subes a bordo?
Siempre quise ser piloto, volé mucho de pequeñito hasta que me di cuenta de que para pilotar un F-18 tenía que estudiar mucho y no he sido muy buen estudiante, así que mi padre decidió incorporarme a la empresa familiar.
Un día cualquiera a mi hijo le diagnosticaron leucemia y como suele ocurrir en estos casos TODO CAMBIÓ.
Desde entonces aprendí que si su alma desplegó las alas para volar, las mías también podrían abrirse para volar a su lado.
Cada día abro los ojos y agradezco a la vida la experiencia que me regaló con la presencia de mi hijo y su enfermedad hasta que se marchó.
Estar 15 años acompañando a l@s peques que llegan al hospital y a sus familiares, dándoles la mano para transitar hacia otra manera de seguir viviendo, ha hecho que pueda sentir que aquello que soñé de pequeñito, hoy es una realidad: “pilotar”