Vuelo 23:30h. de 29/06/2023
Volar mi propio vuelo a veces resulta complejo, las turbulencias aparecen para tod@s cuando menos nos lo esperamos.
Parece que por el simple hecho de llevar años pilotando emociones puedo gestionar las mías de manera sencilla y rápida.
Nada más lejos de la realidad.
Golpean de frente el morro del avión y tienes que coger de manera muy firme los mandos para no entrar en barrena y caer al vacío.
Meter potencia a los motores, ascender o descender para esquivar la borrasca a veces no es suficiente sobre todo cuando te la encuentras de manera repentina y te coge por sorpresa.
¿Qué hacer?
La eterna pregunta que habita en nosotr@s, cuando aparentemente la vida nos sonríe y nos hace preciosos regalos algo se tuerce, algo hace que sin pedirlo o sin buscarlo aparezca otra nueva lección que nos obliga a encerrarnos en una biblioteca y pasar horas y horas estudiando.
Eso sí, tienes que haber identificado que es una lección y no enfrentarte desde el enfado, la ira o la tristeza para terminar en psicolog@s buscando respuestas que solo hallarás en tu interno.
Es una posibilidad más de subir un peldaño en esa preciosa escalera que te lleva directamente a la libertad envuelta de un amor incondicional que muy pocos conocen.
NO es una recompensa material la que obtienes después de un durísimo trabajo, es mucho más, es lo que tu Alma necesita para su evolución a la espera de la siguiente encarnación.
Hoy me llegó esto:
“Llevo toda mi vida escuchando que soy una buena persona, la persona con la que posiblemente cualquiera quisiera ser, pero si es así porque nadie se queda?.
Es como ser el camino, pero no el destino, tengo apariencia humana pero mi Alma es un tren, un avión o un barco que asegura un viaje.
Soy el medio para un fin, solo que en ese fin nunca llego a estar yo……”.
Os hablo de la Soledad, aquella que nos acompaña hasta que somos capaces de hacerla desaparecer sintiendo que desaparece cuando entendemos que estando con nosotr@s mism@s dejamos de ser en Soledad para ser en nuestra propia compañía.
Ese frente tormentoso que llega en silencio y te envuelve sin darte cuenta, ni siquiera el instrumental del avión es capaz de detectarla, avisarte y prepararte para lo que se acerca.
Así es la Vida y así es como te invita a abrazarte cada día para amarte a ti mism@ y agradecer lo bonita que es, aunque la mente nos invite a enjuiciarla constantemente y pelearnos con ella creyendo que somos más fuertes.
Os aseguro que por más que queramos vencerla solo lo lograremos el día de nuestra muerte cuando partamos con una maleta llena de arrepentimientos y culpas por no haber vivido el regalo de la Vida.
Entonces entenderemos que jamás la vencimos.
¡Vive!
Por: Andrés Olivares pilotodeemociones
